Glamour y alta cocina en nuestro 32º Aniversario

Sabíamos que la ocasión iba a merecer la pena. Con este son ya 32 los cumpleaños que celebramos y desde el primer momento quisimos que fuera una noche muy especial. Invitamos a esta cena temática a nuestros amigos de Bodegas HispanoSuizas y sabíamos que esto era una gran garantía. Contamos con la presencia de uno de sus fundadores, el enólogo Pablo Ossorio y su delegada de ventas, Leticia Peiró.

La noche empezó con el crítico gastronómico Pedro G. Mocholí presentando la velada, haciendo un repaso histórico por la evolución de El Gastrónomo sin olvidar citar nuestros platos estrella, como el steak tartare, que sigue siendo nuestra seña de identidad.

José Javier Martínez, gerente del restaurante, destacó lo complejo de “estar treinta y dos años en la brecha, por lo que cada año que cumple El Gastrónomo es un motivo de celebración, y esta vez no iba a ser menos”. Él mismo dio paso a Pablo Ossorio, que nos explicó por qué se han convertido en una gran referencia de los grandes vinos, y nos deleitó con una exposición del proceso que siguen para que todos sus caldos sean de primera calidad, destacando el esmero en posicionar su cava como una gran referencia. “No queríamos tener un cava valenciano, queríamos ponernos a la altura de los mejores y lo hemos conseguido”. Destacó en su charla el gran magnetismo de Pablo con las palabras. Porque a veces no se trata de lo que se cuenta sino de cómo se cuenta. Una clase magistral.

Llegaba el momento de la cena. Nuestro primer vino, un espumoso blanco Tantum Ergo Brut Nature de 2012, lo maridamos con dos platos muy diferentes entre sí, poniendo a prueba la versatilidad de los cavas de Bodegas HispanoSuizas. Los platos elegidos fueron una ensalada fresca de vieiras y vinagreta fruta de la pasión y, por otro lado, tataki de atún.

Decidimos maridar nuestro plato estrella, el steak tartare, con uno de los caldos más exitosos de la bodega, un Impromptu Rosé 2015. Pablo explicó el por qué de su sabor y su color, haciendo una demostración durante la cata. Teníamos ganas de descubrir qué sugería en el paladar la mezcla de la carne cruda y especiada con un rosado y el resultado fue excelente. Este mismo vino lo degustamos con un bacalao a la vizcaína, un clásico con mucho sabor. Desde nuestro punto de vista, fue toda una experiencia.

Seguimos con un tinto, el bobal, petit verdot, cabernet franc, merlot y syrah Bassus Finca Castilla Herrera 2013. En esta ocasión Pablo destacó que, a diferencia de otros vinos, su sabor se mantiene en el paladar de una forma extensa y pausada. Fue un acierto su maridaje con con unos escalopines a los dos quesos. Encajó a la perfección por la untuosidad de la salsa con los quesos. Requería de un vino potente para ello y a la vista del resultado, la decisión fue acertada.

 

La sorpresa de la noche llegó con el postre y el vino dulce. A todos los clientes (y a buena parte de nuestro equipo) llamó la atención el color del vino, muy similar al rosado presentado anteriormente. Su frescura y dulzura encajó a la perfección con nuestra tarta de trufa y frambuesas. Era un Bassus dulce 2014.

En definitiva, una noche donde no solo disfrutamos de una gran cena sino que además aprendimos muchas cosas sobre los métodos de elaboración y de posicionamiento en el mercado de una de las bodegas que se establece como una referencia indiscutible a nivel de calidad. Queremos agradecer a Pablo y a Leticia su trabajo y que compartieran una cena tan especial para nosotros. También a Pedro García Mocholí por sus palabras introduciendo la velada. En definitiva, qué mejor manera de celebrar un aniversario que con los mejores vinos y los mejores platos. Guardaremos en nuestra memoria con mucho cariño esta velada tan especial. Gracias a todos.