
En nuestro descanso de este verano no podíamos dejar de hacer algunas de las cosas que más nos gusta: disfrutar de los vinos de las zonas que visitamos, y cómo no, visitar alguna bodega especial.

Hemos estado en Galicia, tierra de tradición vitivinícola milenaria y en concreto en la zona de Rías Baixas, de la cual destacan sus vinos de gran influencia atlántica, y en Ribeira Sacra, que destaca por ser una de las grandes zonas desconocidas pero que desarrollan lo que ellos llaman una viticultura heroica, por la verticalidad de los viñedos, lo que conlleva que prácticamente todo tenga que realizarse a mano, y donde consiguen elaborar vinos súper expresivos, singulares y de gran carácter.

El paisaje espectacular de Rías Baixas lo completan la niebla, que baña el valle desde las primeras horas de la mañana, y los hórreos que hay en todos los pazos, construcciones de uso agrícola destinadas a secar varios tipos de cereales fundamentalmente, y que aún se conservan en muchas zonas.

El paisaje de la Ribeira Sacra es de una belleza brutal. No tiene nada que envidiar a los fiordos noruegos, la verticalidad del terreno y cómo el río va surcando el terreno es digno de contemplar desde alguno de los miradores que hay por la zona. El viñedo suele estar distribuido en terrazas o bancales, lo que hace que el paisaje sea especialmente bonito.



