Cena espectacular con Carmelo Rodero

Por fin cumplimos un sueño. Hace unas noches, uno de los bodegueros a los que más admiramos estuvo, por primera vez en público en Valencia, presentando y explicando los vinos que unos pocos privilegiados pudimos degustar junto a unos platos elegidos para la ocasión. Carmelo Rodero desveló lo que ya sospechábamos: la fórmula para el éxito empieza por algo tan importante como hacer bien las cosas, y hacerlas con pasión. Una máxima que en El Gastrónomo aplicamos día a día, siempre con la intención de seguir creciendo y mejorando. Seguramente por eso empatizamos tanto con una bodega como la que presentábamos en esta exclusiva cena.

 

Queremos destacar la humildad de Carmelo, que no dudó en reconocer sin problemas que se crió entre campos, y tras muchos años trabajando como viticultor para Vega Sicilia decidió empezar con su propio vino. Y la decisión fue más que acertada. Nos contó que gracias a sus hijas, que hoy trabajan mano a mano con él, han podido seguir evolucionando y creciendo. Una empresa familiar que quiere seguir siéndolo a pesar de su expansión. Una marca que destaca por sus vinos naturales, sin presencia de herbicidas ni sustancias químicas en sus plantas.

José Javier Martínez, propietario y gerente del restaurante, destacó su entusiasmo presentando la velada una vez Mara Ferrandis y Tavi Asenjo concluyeron su amenizaje musical. “Los vinos de Carmelo se defienden solos. Creo que vais a hacer un viaje apasionante en las tres últimas añadas. Al principio veréis mucha juventud que poco a poco darán paso a más complejidad y de expresión en sus vinos”.

El primero de los caldos que acompañaba un revuelto de setas y ajo negro con láminas de foie y sepionet en su tinta con habitas tiernas de temporada. Para ello descorchamos un Carmelo Rodero de nueve meses 2016, tempranillo cien por cien en barrica de roble francés. El propio Carmelo nos explicó que el éxito principal depende de la materia prima, de la uva. “Las uvas de calidad son fundamentales. Utilizamos cepas jóvenes para este vino. Lo mejor de la vida de una cepa está entre los 25 y los 50 años y tratamos de hacer vinos con longevidad, de manera que se mantengas muy largos en la boca”, nos desveló.

Nuestro plato estrella, el steak tartare, merecía un Crianza 2015, tempranillo al 90 por cien con un diez por ciento de sauvignon. Es aquí donde descubrió otra de las características de su bodega. “ Nosotros nunca utilizamos una barrica más de dos años. Creemos que es fundamental para la calidad de los vinos”. Sobre este caldo en cuestión, añadió que presentaba “frescura y longevidad. Es un vino joven. Planté el cabernet con base de piedra de río. Me dijeron que en el Penedés, en tierra firme, funciona de maravilla, pero en mi zona había que adaptar así que hice totalmente lo contrario. Y salió bien”.

Dentro de la masterclass que nos dio a todos, comentó que “los defectos hay que detectarlos en el proceso olfativo”. Nos contó la importancia de un buen corcho. “Un corcho de calidad, no sintético, puede llegar a costar más de un euro la unidad, así que imaginaos que esfuerzo tenemos que hacer para que al cliente le llegue la máxima calidad, porque, que nadie se equivoque, la función del corcho es tan importante como la de la barrica que comentábamos anteriormente”.

Y llegó la sorpresa. Si la cena ya de por sí era exclusiva con el último de los vinos se convirtió en un evento todavía más especial. El propio Carmelo nos trajo de su propia bodega uno de sus mejores caldos: un Reserva 2014, 90 por cien tempranillo y un diez por ciento de cabernet Sauvignon, crianza de 21 meses en roble francés. Un defecto burocrático de forma provocó que todavía no se pudiera comercializar, pero los allí presentes lo disfrutamos junto a nuestro guiso de bogavante y rape estilo albufera y sí, con el postre que consistía en un ganache de chocolate sobre velo de azafrán, lo que supuso un maridaje tan adecuado como especial y original.

Volvieron Mara Ferrandis y Tavi Asenjo al escenario para seguir amenizando la velada con sus canciones, y nosotros solo pudimos sentir orgullo y satisfacción por dos motivos: habíamos cumplido un sueño, teniendo a Carmelo Rodero en El Gastrónomo en un evento especial, y nuestros clientes salían con la mejor de sus sonrisas. ¿Qué más se puede decir? Un sueño hecho realidad.

*Incluimos pinchando en el nombre el post que publicó el mismo jueves La Marquesa Magazine.